Uvas españolas que triunfan en el extranjero
Del 5 al 7 de febrero tendrá lugar en Copenague el I Concurso Itinerante
Internacional de Vinos “Tempranillos al mundo”, que reunirá etiquetas de
Portugal, Argentina, Australia, Perú, Uruguay, México, Estados Unidos, Francia,
Italia y, naturalmente, España. Y aunque el objetivo del certamen es promocionar
los vinos españoles, será una primera muestra de la “internacionalización” de
nuestra variedad más noble. Pero no es el único caso. Rastreando el planeta
vinícola hemos encontrado también graciano en Australia y albariño en California
por ejemplo.
Otras variedades muy nuestras como la garnacha, la monastrell o la cariñena
gozan de amplia difusión en todos los países de clima mediterráneo gracias a su
sólida implantación en Francia, que las ha catapultado al mundo y, en especial,
rumbo a tierras australianas, donde han encontrado una segunda patria.
¿Pero que ocurre con otros “tesoros” que han permanecido tradicionalmente más
confinados en España?
EN LAS ANTÍPODAS
Australia, que últimamente da la campanada en todo lo que concierne al vino (en
2003 abría una nueva bodega cada día), es una auténtica caja de sorpresas. ¿Sabían
que el primer monovarietal de graciano no se elaboró en España, sino que lo
firmó la bodega Brown Brothers que es devota de esta uva desde que tuvo que
replantar su viñedo tras la filoxera en ¡1920!? Su tinto de graciano sigue
siendo uno de los productos tradicionales de la casa.
También elabora un tempranillo desde 1996 que, de momento, sólo se comercializa
mediante venta directa en bodega, pero que está a punto de pasar al portfolio
comercial de la firma. Es, sin duda, una de las grandes defensoras de las uvas
españolas en este país.
Y hay muchas más. En la original página web de Darby Higgs
(www.vinodiversity.com), dedicada a variedades “alternativas” que se cultivan en
Australia, se pueden contar al menos 11 elaboradores de tempranillo, tres de
graciano y ¡hasta uno de albariño!, Eumundi Winery, con el que pudimos
intercambiar ciertas impresiones vía correo electrónico (ver cuadro adjunto). Y
están ubicados en zonas tan variadas del país como Queensland, Margaret River,
McLaren Valley, Barosa Valley o Yarra Valley.
Además, muchas de las firmas que se interesan por nuestras uvas, y en especial
por la tempranillo, se cuentan entre las bodegas más inquietas del país. El
prestigioso crítico inglés Oz Clark elaboraba recientemente para Decanter una
lista de sus 10 mejores productores aussies. Entre ellos figuraba precisamente
Brown Brothers, pero también otros nombres que han llevado la tempranillo a su
viñedo como Nepenthe (su afamado enólogo Peter Leske la combina con zinfandel y
cabernet, y a veces incluso con pinot noir) o D’Arenberg (auténtica bodega de
culto cuyo vino Sticks and Stones está hecho con tempranillo, garnacha y
sousao).
No son las únicas mezclas originales. Hay quien está pensando en unirla a la
shiraz y Robyn Male, de Evelyn County Estate hace lo propio con la cabernet
franc. Más políticamente correcta, la bodega Cascabel elabora un ensamblaje de
70% tempranillo y 30% graciano.
En 1999 se procesaron en Australia 29 toneladas de tempranillo; en 2003 la cifra
se había incrementado a 705. Aún es una pequeña gota dentro de los importantes
volúmenes que maneja el que ya es séptimo productor mundial y cuarto en el
ranking de exportaciones. Sin embargo, es posible que las cosas mejoren, sobre
todo teniendo en cuenta que el gran Richard Smart, un habitual ya de la asesoría
vitícola en España, está haciendo campaña a favor de nuestras uvas, convencido
de que, por las similitudes climáticas entre los dos países, tendrán un gran
futuro en las antípodas.
Smart ya habló de este tema en el I Simposium Internacional sobre Tempranillo
celebrado en abril de 2000 en Logroño donde dijo que, “a lo largo de los
próximos 20 años, la tempranillo podría convertirse en una de las variedades
internacionalmente más reconocidas”.
HACIENDO LAS AMÉRICAS
La tempranillo ha tenido un pasado bastante similar tanto en Argentina como en
California (conocida originariamente como valdepeñas), donde lleva implantada
hace ya años. Sometida a prácticas vitícolas que buscaban obtener altos
rendimientos acababa formando parte de vinos corrientes que hacían bien poco por
asociar su nombre al concepto de calidad.
En Argentina, como contaba Carlos Catania durante el simposio sobre la
tempranillo, está bien asentada en casi todas sus regiones vitícolas (de hecho,
llegó a ser la segunda variedad tinta más abundante del país, aunque hoy se
cultivan en torno a las 4.400 hectáreas), pero con un desarrollo más importante
en la zona de Mendoza. Gracias a la bajada de los rendimientos, el riego
controlado y la aplicación de criterios de calidad, el panorama ha cambiado.
Entre los 1.800 vinos del cono sur puntuados en una de las guías de referencia
de la zona, Austral Spectator, figuraban 20 monovarietales de tempranillo más
algunos ensamblajes donde la variedad jugaba un papel destacado. Uno de estos
últimos, el A. Crux 2001 de la bodega de capital español O. Fournier, con la
colaboración de algo de malbec y merlot, llegaba incluso a situarse entre los 61
top de la edición 2005. Nada que, de momento, haga sombra a la malbec, pero sí
abre un interesante panorama de calidad a la variedad en este país.
Aunque lentamente, en Estados Unidos parece levantarse un cierto interés por las
uvas españolas. Y decimos Estados Unidos porque las experiencias no se limitan
únicamente a California. De hecho, una de las bodegas más comprometidas con la
tempranillo, Abacela Winery tiene su viñedo en Umpqua Valley (Oregón). Para su
impulsor, Earl Jones, que primero decidió que quería cultivar esta uva y luego
buscó el sitio idóneo para hacerlo, éste es su vino bandera.
Más exótico aún es el emplazamiento tejano del viñedo creado por Jim Johnson que
goza trabajando con todo tipo de uvas (syrah, viognier, sangiovese), aunque su
vino más conocido es El Guapo. Y, miren por dónde, está elaborado con
tempranillo.
Los críticos norteamericanos valoran la capacidad de nuestra gran uva tinta para
alumbrar vinos que perduran en el tiempo (como los de la señorial cabernet
sauvignon) pero que se consumen con gusto desde su puesta en el mercado. Además,
encuentran los tintos jóvenes que con ella se elaboran mucho más amables que los
de cabernet.
Y surgen proyectos increíbles. Como el de Verdad, en Santa Inez Valley (Central
Coast), obra de Louisa Lindquist, bodega californiana de reciente creación cuyo
objetivo es trabajar únicamente con uvas españolas. Su alma máter, por cierto,
es la esposa de Bob Lindquist, propietario de Qupé y una de las firmas más
reconocidas actualmente en California por sus trabajos con uvas del Ródano. De
momento, los vinos, de presentación muy elegante, incluyen un albariño, un tinto
de garnacha con algo de tempranillo y un tempranillo casi al 70% acompañado de
syrah y garnacha. Aún no ha llegado el monovarietal porque Louisa no está muy
satisfecha del primer clon de tempranillo que adquirió, aunque sus experiencias
con una segunda versión parecen ir por buen camino.
Probablemente esto no le suceda a Steve Ventrello, propietario de Parador en Napa Valley que consiguió sus esquejes de Alejandro Fernández (Pesquera). En el famoso valle de Napa, la
variedad está también presente en Turnbull Wine Cellars (Oakville), Reverie
Winery & Vineyard (Diamond Mountaine), Truchar Vineyards (Carneros) y ha llegado
a Sonoma de la mano de Clos du Bois. Aunque para la mayoría de estas bodegas,
apenas representa una mínima fracción de su viñedo.
VINOS GLOBALES, UVAS GLOBALES
La globalización ayudará a la “movilidad varietal”. Los enólogos itinerantes que
tienen la oportunidad de comparar microclimas y llegan a conocer con cierta
profundidad uvas de distintos países y continentes, acabarán inevitablemente
haciendo sus cábalas y experimentos. Sin ir más lejos, Jacques Lurton nos
comentaba en una reciente presentación de sus vinos en Madrid las excelentes
aptitudes de la verdejo y su disponibilidad a probarla en otros viñedos del
globo.
A las compañías españolas que invierten en otros países les sale de forma
natural hacer un vino de tempranillo. Es lo habitual en Argentina, dónde no sólo
O.Fournier, sino también Séptima (Codorníu) e Hispano Argentinas (Grupo Arco) se
han aplicado a la labor.
Ahora habrá que esperar para ver si se cumplen las predicciones de Richard Smart
sobre la tempranillo que, visto el panorama, sería nuestra uva con más
posibilidades de internacionalización.
Mientras tanto, nuestro vecinos portugueses, en plena revolución enológica, la
han rescatado (con su nombre de tinta roriz) del oscuro y variopinto coupage de
los oportos para concederle vida propia en la botella y la etiqueta, mientras
que en el Alentejo, donde se la conoce como aragonez, está a la cabeza de los
tintos de la zona. Pero si algo parece claro es que el nombre de tempranillo
lleva ya varios cuerpos de ventaja.
¿Será la tempranillo, al final, nuestra gran uva global? ¿Y cómo reaccionarán
los elaboradores españoles cuando tengan que medirse en los mercados
internacionales con los tempranillos de Argentina, Australia, Estados Unido,
México, Portugal y Dios sabe de dónde más?
ELABORADORES QUE AMAN LAS UVAS ESPAÑOLAS
Tony Truchard, Truchard Vineyards (Napa Valley, California)
“Ahora mismo tenemos 1,7 acres de tempranillo, plantado en suelos volcánicos lo
que le añade cierto carácter al vino (aromas terrosos y taninos calizos), Otras
bodegas suelen mezclarla con cabernet pero para nosotros no es necesario.
Nuestro vino es oscuro y carnoso, con viva acidez y final frutal y especiado. Si
tuviera que compararlo con un vino español se parecería más a los de Ribera del
Duero. También hemos pensado en plantar garnacha y albariño”.
Louisa Lindquist, Verdad Wines (Central Coast, California)
“Nuestro albariño huele como los españoles y aunque el espectro de sabores es
similar, el nuestro tiene más cuerpo y peso en el paladar. En cuanto a la
tempranillo, decidimos plantarla porque es una uva que da grandes vinos y
pensamos que iría muy bien en nuestra zona donde hay una influencia marina
similar a algunas áreas de Rioja. Las mayores similitudes con la española son
los aromas y sabores ahumados y especiados, y sus generosos taninos”.
H. Earl Jones, Abacela Winery (Umpqua Valley, Oregón)
“Intentamos encontrar en Estados Unidos un clima similar al de la parte
occidental de Ribera del Duero o Rioja Alta/Alavesa y nos instalamos en el Valle
de Umpqua en Oregón. La tempranillo se ha adaptado muy bien y tiene una nariz,
sabor y taninos similar a los españoles. Nuestros tempranillos de 1996, 97 y 98
parecen estar envejeciendo bien. Hemos pensado también en cultivar otras uvas
españolas como mazuelo, graciano, garnacha y albariño”.
Gerry Humphrey, Eumundi Winery (Queensland, Australia)
“Nuestro viñedo está en una zona muy cálida y con bastantes lluvias durante la
vendimia. Seleccionamos la albariño por su buena resistencia a estas lluvias y
su capacidad para dar buenos vinos cuando se vendimia temprano. El vino que
elaboramos en un año húmedo fue bastante prometedor. También cultivamos
tempranillo y sousón pero todavía no hemos tenido fruta”.
• Autor: Amaya C.
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