Multiprecio

Bodegas Rodero es un excelente ejemplo de los resultados de una integración vertical con éxito, de la viticultura a la elaboración. Un ejemplo aún más valioso, si se tiene en cuenta el entorno especulativo, casi de burbuja, vivido en la Ribera del Duero de la ultima década, de la que todavía hoy sufrimos sus consecuencias. Lo que para muchos ha sido el “back to basics”, para Carmelo Rodero ha sido su visión y su razón de ser: el viñedo.

Excelente exponente de la nueva hornada de bodegas de principios de los ‘90, en poco más de una década Bodegas Rodero ha conseguido gestionar con éxito la evolución de esta explotación familiar, pasando de centrarse casi exclusivamente en la viticultura de su excepcional viñedo (81 ha.) a elaborar una gama de vinos en clara progresión, que cubre el mercado de forma coherente en estilo, precios e imagen. El secreto: el esfuerzo de Carmelo Rodero, gran viticultor a la vez que elaborador, algo cada vez más raro en la misma persona, su amor por la viña y su visión, ahora ya asentado en su nueva bodega, del estilo de vinos que desea elaborar, vinos que nacen en la viña y con marcado carácter.

El afianzamiento de sus vinos es claro y patente, prueba de ello el incremento de “lacres” que ha experimentado en la edición 2003 de La Guía, así como su creciente consolidación internacional de la mano de críticos de la talla de Robert Parker. Vinos estructurados y potentes, pero a la vez finos, en el mejor estilo de los “fundamentales” de la Ribera del Duero.

La integral del viñedo: el Vendimia Seleccionada.

La expresión Vendimia Seleccionada describe a la perfección lo que es este vino: el resultado del cuidado de una viña, la selección de la uva en el propio viñedo y, como no podía ser menos, la experiencia en la elaboración de un extraordinario viticultor. Para muchos puede ser un “back to basics”. Para Carmelo es la continuidad de su visión.

Con el calificativo de vendimia seleccionada, su creador pretende diferenciarlo de la gama tradicional gracias a sus características notablemente singulares. Nacido en pagos particulares cuyo potencial es rico y diferenciado, la aparición de este vino sólo ocurre de vez en cuando y en limitadas producciones, prueba de ello las limitadísimas 1.500 botellas de esta añada. Este excelente vino procede de viñedos propios con más de 40 años, en los que se ha seleccionado de manera exhaustiva las variedades que componen su coupage, Tinta del País (Tempranillo) en un 97%, junto al toque sutil de un 3% de la variedad Cabernet Sauvignon. Para la crianza en barrica se ha elegido un roble francés nuevo de Allier, en el que el vino permaneció 24 meses. Y tras una acertada temporada de 12 meses en botella por fin ve la luz.

Un vino de color rojo picota profundo e intenso, muy cubierto de capa. En nariz es complejo y elegante, con intensos aromas de fruta silvestre madura, notas de café, tostados, especias (canela, pimienta), jara, regaliz, cueros, almizcle, todo ello ensamblado con sutiles y finas sensaciones de su crianza en roble francés. Equilibrado, potente, carnoso, amplio, sedoso paso de boca, gran concentración, nobles taninos de excelente calidad y una vía retronasal intensa con una elegante conjunción de matices.

Un vino escaso, testigo de una de las mejores interpretaciones de la esencia de la Ribera.

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